Recientemente un artículo señalaba que cada español pagaba 80 euros al año para apoyar las energías renovables, ante lo que cabría preguntarse si esto es mucho o es poco.
Y es que cualquier cifra presentada, de forma aislada y sin contextualizar, nos puede llevar a una percepción equivocada del coste asociado a una determinada opción de suministro energético.
Para contabilizar rigurosamente el coste del cualquier alternativa energética, también habría que considerar el "coste de oportunidad", que hace referencia al coste que se asume por dejar de dedicar recursos a otra alternativa, así como los efectos positivos sobre la sociedad no tenidos en cuenta en la mayoría de los casos.
Un país como España, dependiente en un 80% del exterior para cubrir sus necesidades energéticas y en un 100% para satisfacer su consumo de hidrocarburos, constituye un contexto muy apropiado para poner en valor esos 80 euros anuales invertidos por cada español en renovables. ¿Sería acaso mejor destinar ese dinero a que cada ciudadano compre algo más de un barril de petróleo? ¿O medio? Dada la elevada volatilidad del precio del petróleo, se sabe el precio que se pagará hoy pero no el de mañana.
Probablemente, como dijo el ministro Miguel Sebastián, poca gente sabe que sólo el encarecimiento de la factura energética entre 2007 y 2008 alcanzó los 17.000 millones de euros, lo que supuso a cada ciudadano una detracción de renta de 370 euros. El consumo de petróleo per capita en España es de unos 13,5 barriles, lo que teniendo en cuenta los precios del petróleo del último año supondría que cada trabajador español tiene una factura de petróleo de más de 2.000 euros al año, cifra bastante superior a la del salario mensual medio español, que apenas supera los 1.600 euros brutos (el salario medio es 1.680 euros brutos mensuales). Con estos datos se va obteniendo una idea del orden de magnitud que adquieren los costes de optar por una determinada alternativa de suministro.
Pero también cabría preguntarse a dónde va a parar el dinero que pagamos por la energía, si eso revierte de alguna forma en la sociedad que destina parte de su renta a ello. En el caso de las energías renovables, con esa pequeña asignación anual, cada ciudadano contribuye al desarrollo de inversiones autóctonas y generación de empleo, algo más importante que nunca en un contexto de crisis como el actual. En España, según un informe de ISTAS, el sector de las renovables generaba 188.682 empleos directos e indirectos en 2007, la mayor parte proveniente del sector eólico (37% del total).
El consumo de petróleo per capita en España es 13.500 barriles, lo que supondría que cada español tiene una factura de petróleo de más de 2.000 euros al año.
ISTAS prevé que en 2020 las energías renovables creen en España 270.788 empleos directos. Junto a esto, los datos por perfiles de contratación muestran un predominio de la contratación con carácter indefinido así como una elevada cualificación profesional de las plantillas, con más de un 50% de total de la plantilla ostentando titulaciones medias o superiores. La alternativa sería destinar esa cantidad a importar más combustibles fósiles abultando nuestro ya de por si importante déficit comercial, sin ningún impacto positivo local.
Fuente: Econoticias
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