LA VERDAD. ENTREVISTA A JOSÉ MARÍA EGEA ORGANIZADOR DEL VIII CONGRESO DE AGRICULTURA Y ALIMENTACIÓN ECOLÓGICA
Hoy se cierra en Bullas el octavo congreso nacional sobre este tipo de cultivos
Coordinar un congreso con más de 400 asistentes, nueve áreas de interés y cinco sesiones de trabajo durante cinco días pasaría factura a cualquiera. Pero para José María Egea, catedrático de Botánica en la Facultad de Biología de la Universidad de Murcia y alma del VIII Congreso de Agricultura y Alimentación Ecológica, parecía poco más que un puerto de segunda para un escalador nato. Claro que jugaba en casa, ya que el alcalde de Bullas, Esteban, es su hermano.
- ¿Qué balance puede hacer del congreso en su recta final?
- Muy positiva. Se ha hablado de biodiversidad, cambio climático, desarrollo rural sostenible... y siempre con un excelente panel de expertos.
- ¿Cómo puede influir la agricultura ecológica en el tan denostado cambio climático?
- Pues de forma muy positiva. Verá, la agricultura convencional aporta entre un 10 y un 20% de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera; sin embargo, la ecológica las reduce a la mitad, tanto por lo no emitido como por lo que este tipo de cultivos captura.
- ¿Es un campo al alza?
- En España hay aproximadamente un millón de hectáreas dedicadas a este tipo de cultivo. En Murcia, el último censo aún no oficial habla ya de 30.000, la mayoría viñedos y frutales de secano, como el almendro.
- ¿Qué potencial de crecimiento tendría en Murcia?
- Potencialmente, todo el secano murciano podría pasar a ser ecológico sin demasiados problemas. En la actualidad estamos hablando de las tres cuartas partes de una superficie cultivada total ligeramente por encima de las 600.000 hectáreas
- Estaríamos hablando de 450.000 hectáreas, lo que supondría multiplicar por 15 la actual extensión agroecológica...
- Suena fuerte, pero hay voluntad de hacer la migración por parte de los agricultores. Eso sí, aún hay ciertos recelos, sobre todo por los costes de la migración. En el congreso hemos intentado disipar estas dudas, pese a que tenía una dimensión claramente científica.
- ¿Las ayudas a la migración de cultivos serían una solución?
- Creo que ya se está trabajando bien en esa línea, por ejemplo a través de las que concede la Dirección General de Industria Agraria y Asociacionismo. Estamos en un momento clave para el despegue de la agricultura ecológica, sobre todo tras la entrada en vigor en diciembre de la Ley de Desarrollo Rural.
- Europa también ayuda...
- Sí, a través de los fondos de desarrollo rural, que canaliza la dirección general homónima y a nivel local los grupos de acción, como el existente en el Noroeste.
- ¿Son los costes el problema?
- Se ha avanzado en rebajar los costes de la producción ecológica, ya no es tan gravoso como antes, pero sigue suponiendo un sobresfuerzo. Y la verdad es que es un momento difícil para todo el sector agrícola.
- ¿Hay esperanza entonces?
- Dentro de la crisis del sector, el único subsector que crece es el de la agricultura ecológica. También es cierto que tiene mucho campo de expansión aún. Ahora mismo, sólo un 4% de los cultivos son de este tipo. Lo ideal sería llegar al 10%. Pero el agricultor tiene que ver que es una solución para dar a sus productos un precio digno. Hace falta una campaña para promocionar este tipo de cultivos, haciendo hincapié en que pese al mayor coste, repercute en más calidad y en un producto más saludable.
- ¿Está el consumidor concienciado y preparado para este tipo de alimentación?
- Es el principal escollo, ya que ahora el 90% de la producción ecológica regional se exporta a Europa, donde los consumidores sí están dispuestos a pagar más por un producto con esta etiqueta ecológica.
- Hay también una dimensión social en estos cultivos...
- Sí, actúa muy bien fijando al terreno a la población. Hay que mejorar el circuito corto -regional y nacional- de comercialización, para dar más empleo en el medio rural, como por ejemplo a través de microempresas.
- ¿Qué balance puede hacer del congreso en su recta final?
- Muy positiva. Se ha hablado de biodiversidad, cambio climático, desarrollo rural sostenible... y siempre con un excelente panel de expertos.
- ¿Cómo puede influir la agricultura ecológica en el tan denostado cambio climático?
- Pues de forma muy positiva. Verá, la agricultura convencional aporta entre un 10 y un 20% de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera; sin embargo, la ecológica las reduce a la mitad, tanto por lo no emitido como por lo que este tipo de cultivos captura.
- ¿Es un campo al alza?
- En España hay aproximadamente un millón de hectáreas dedicadas a este tipo de cultivo. En Murcia, el último censo aún no oficial habla ya de 30.000, la mayoría viñedos y frutales de secano, como el almendro.
- ¿Qué potencial de crecimiento tendría en Murcia?
- Potencialmente, todo el secano murciano podría pasar a ser ecológico sin demasiados problemas. En la actualidad estamos hablando de las tres cuartas partes de una superficie cultivada total ligeramente por encima de las 600.000 hectáreas
- Estaríamos hablando de 450.000 hectáreas, lo que supondría multiplicar por 15 la actual extensión agroecológica...
- Suena fuerte, pero hay voluntad de hacer la migración por parte de los agricultores. Eso sí, aún hay ciertos recelos, sobre todo por los costes de la migración. En el congreso hemos intentado disipar estas dudas, pese a que tenía una dimensión claramente científica.
- ¿Las ayudas a la migración de cultivos serían una solución?
- Creo que ya se está trabajando bien en esa línea, por ejemplo a través de las que concede la Dirección General de Industria Agraria y Asociacionismo. Estamos en un momento clave para el despegue de la agricultura ecológica, sobre todo tras la entrada en vigor en diciembre de la Ley de Desarrollo Rural.
- Europa también ayuda...
- Sí, a través de los fondos de desarrollo rural, que canaliza la dirección general homónima y a nivel local los grupos de acción, como el existente en el Noroeste.
- ¿Son los costes el problema?
- Se ha avanzado en rebajar los costes de la producción ecológica, ya no es tan gravoso como antes, pero sigue suponiendo un sobresfuerzo. Y la verdad es que es un momento difícil para todo el sector agrícola.
- ¿Hay esperanza entonces?
- Dentro de la crisis del sector, el único subsector que crece es el de la agricultura ecológica. También es cierto que tiene mucho campo de expansión aún. Ahora mismo, sólo un 4% de los cultivos son de este tipo. Lo ideal sería llegar al 10%. Pero el agricultor tiene que ver que es una solución para dar a sus productos un precio digno. Hace falta una campaña para promocionar este tipo de cultivos, haciendo hincapié en que pese al mayor coste, repercute en más calidad y en un producto más saludable.
- ¿Está el consumidor concienciado y preparado para este tipo de alimentación?
- Es el principal escollo, ya que ahora el 90% de la producción ecológica regional se exporta a Europa, donde los consumidores sí están dispuestos a pagar más por un producto con esta etiqueta ecológica.
- Hay también una dimensión social en estos cultivos...
- Sí, actúa muy bien fijando al terreno a la población. Hay que mejorar el circuito corto -regional y nacional- de comercialización, para dar más empleo en el medio rural, como por ejemplo a través de microempresas.
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